Nos consumen, lo sabemos y no lo aceptamos…

Miradas y sonrisas perdidas; abrazos cálidos y besos con sabor a cielo que sonsacaban nuestro poder de amar y ser feliz; palabras de aliento que el viento ya no se las lleva… Y dolor que nuestros labios y oídos van sintiendo en silencio.

La web sin duda alguna es un excelente recurso para el uso diario de los seres humanos. Esta ayuda a facilitar el día a día resolviendo problemas en cuestión de segundos. Ahora, el mal uso de la misma ha dado como consecuencia la muerte de las citas románticas, de las cartas escritas a mano, de apreciar los atardeceres y de explorar la belleza que el Todopoderoso nos regala.

La vida es monótona, aburrida y sin color por culpa de ellas. Despierto y rápidamente recurro al “periódico” digital de la juventud… Twitter. Luego Snapchat a ver cómo les va en el día a mis “amistades”, Instagram para ver la creatividad de algunos, Facebook para enterarme de lo “importante” y por último el correo electrónico para ver mi “estatus de vida”. Me gustan las redes y de alguna manera u otra me hace sentir libre en ciertos aspectos; pero cómo hacerle entender al mundo que hay una vida real y que no son las redes; que necesitamos abrir los ojos y salvar esos momentos limitados que nos regala.

¿Cómo sería mi vida sin la web? Casi perfecta. Tendría tiempo para todo sin dar excusas. Mi conocimiento sería más amplio; los días durarían más y todo estaría lleno esperanza. Siendo mi cerebro quién me ayudaría a dejar rayitos de luz y alegría en la vida de otros… Eso quiero.

Hace un año la naturaleza me regaló tiempo de vida cuando un fenómeno atmosférico azotó mi Isla del Encanto. Fue la culpable de lograr unión, felicidad, amor y valores. Sobreviví esa vez, y me gustaría vivir copiando algunos de esos estilos de vida para siempre… Toca darle las gracias, porque si no hubiese sido por ella, habría olvidado de dónde vengo y hacia dónde voy.


xoxo, alanislyan